23 abr 2007

Ojo de nube. Ricardo Gómez

En una tribu de indios crow (tribu desparecida como tantas) nace un niño. Aunque el nombre que le ponen al principio es Cazador Silencioso, a los pocos días descubren que es ciego y las esperanzas de los familiares se ven frustradas. Ojo de Nube, se llamará, y su madre decide ser sus ojos. A través de las palabras de su madre y de lo que percibe por el resto de los sentidos, se hará su composición del poblado y de todo lo que lo rodea y alcanzará unas facultadas impensables para otros indios.
Este libro, ganador del Premio Barco de Vapor 2006 es una maravilla. A pesar de su longitud (para ser de la serie naranja), en ningún momento aburre. Posee la sensibilidad marca de la casa de Ricardo, y además, acción y una mirada al mundo a través de los ojos de los crow.
Al terminar, te queda una sensación agridulce. Dulce por la feliz aventura de Ojo de Nube contra los malacosa (los colonizadores blancos), y agrio porque sabemos que a la larga los indios desparecieron y ganaron los fusiles a los arcos.
¿Qué habría sido del mundo si no hubiese imperado la fuerza (como ocurrió con los indios norteamericanos o con tantas otras razas en tantas otras partes del mundo), si hubiese triunfado la armonía con la naturaleza y sus espíritus?

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