
Un libro tan delicioso como los bartolos (quien quiera saber lo que son, que lea el libro o que vaya a Pola de Laviana y pregunte por ellos).
Las ilustraciones de Elisa Arguilé son muy originales, de apariencia sencilla, casi esquemática, pero con numerosos detalles y pequeñas variaciones cargadas de significado.
Como curiosidad diré que este cuento comparte escenario (Pola de Laviana) y un personaje real (la maestra y apasionada de la literatura Rosa Serdio) con uno de los libros más originales de Alfredo: Las trenzas de Luna.
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