20 jun 2008

Barro de Medellín. Alfredo Gómez Cerdá

Pese a vivir en un barrio deprimido de Medellín (Santo Domingo Savio) y tener una triste situación familiar, Camilo es feliz en su barrio y en su ciudad y con su amigo Andrés. Cada vez que hay una tormenta tiene que cubrir de barro su casa para que nadie se dé cuenta de que está levantada con ladrillos robados mientras construían el flamante parque-biblioteca, orgullo del barrio junto con el metrocable.
Se les pasa el día vagando por las empinadas calles, ingeniándoselas para conseguir aguardiente para su padre o discutiendo sobre si es el mejor barrio del mundo, si una ciudad se puede volver loca o si de mayores serán ladrones.
Por casualidad, entran un día en la biblioteca y Camilo aprovecha para robar un libro, que cambiará por la botella de aguardiente para su padre. Al ver la facilidad y el buen resultado, repite, hasta que la bibliotecaria Mar los descubre... si es que no los había descubierto antes.
Alfredo Gómez Cerdá nos sirve una historia deliciosa. A pesar de la dureza de algunos momentos, no carga las tintas. Su atención se centra más en las ilusiones, en las dudas o en las aventuras de los amigos, que en la situación de Camilo. Al terminar el libro, sales "pringado" de ese barro de Medellín que "deja piel de niña" y lo mejor de todo es que te volverías a rebozar en él.
En la foto, el barrio de Santo Domingo Savio, con la enorme biblioteca y el metrocable al fondo. Si pincháis en ella y os fijáis bien, podéis ver a los protagonistas correteando. Además, la casa de Camilo es la que está cubierta de barro para que no se vean los ladrillos oscuros robados. Tengo la sensación de haber estado ya allí.
Como curiosidad, resulta que casi hace dos años ya hablé en este blog de los Parques-Biblioteca de Medellín.

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