
Son dos historias muy bien contadas y mejor ilustradas. En la primera, Nasrudín se deja influir por las críticas de los demás y actúa siempre para evitar las burlas, lo cual le llevará a disparates como querer cargar con su propio burro. En la

Aunque a mi modo de ver las ilustraciones no lleguen a niveles como los de Cyrano o Princesas olvidadas o desconocidas o Babayaga, siguen siendo deslumbrantes y muy personales, llenas de color, con gran potencia visual. Coloca el punto de vista en lugares inverosímiles.
Nuevos deleites para la vista y la imaginación.
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